Cooperativa Trabajo Vivo o la economía solidaria en La Araucanía

José Coloma Zapata y Barbra Garlant son dos sociólogos de la Cooperativa de Trabajo para el Desarrollo Local y la Economía Solidaria, de nombre de fantasía Trabajo Vivo, y cuyo domicilio se encuentra en Temuco.
«Elegimos el nombre Trabajo Vivo para nuestra organización porque entendemos que es nuestra corporalidad viviente es la que crea el valor desde fuera del capital; nuestro trabajo está vivo, así como también están vivos los demás seres que pueblan nuestros ecosistemas», explica José.

La cooperativa surgió el 2014 y fue constituida en sus inicios por jóvenes recién egresados de carreras de Ciencias Sociales de la Universidad de La Frontera, UFRO, principalmente de Sociología. Una parte de ellos también compartían espacios de cooperación en el mundo político-social, a través de la acción sindical, vecinal y territorial. En el proceso de constitución existieron 22 personas interesadas, pero finalmente el compromiso firme lo asumieron 10 de ellas.
- ¿Y por qué crean la cooperativa?
«Quisimos darnos un espacio de trabajo común; no precario y que, a la vez, pudiéramos desarrollar aquellos temas que de verdad nos interesan. Hasta ese momento, el mercado que nos contrataba no nos permitía desempeñarnos en los ámbitos que eran más atractivos para nosotras. Hoy en la cooperativa, los propios trabajadores gestionamos nuestra labor, compartimos los riesgos y hacemos lo que nos apasiona. Podemos gestionar los problemas de salud mental y el ambiente laboral es totalmente distinto al de la empresa capitalista.»

- ¿Cuáles son los objetivos que se han impuesto?
«Incubar y fortalecer economías solidarias en La Araucanía, tanto en la ciudad como en las comunidades mapuche y campesinas.»
Por su parte, Barbra precisa que «parte de nuestro quehacer está ligado al desarrollo local, en miras siempre de la economía solidaria, entendiendo que esta es otra forma de hacer economía, una distinta a la predominante», y agrega que, «ahora bien, estos modos diversos se expresan en cómo nos vinculamos con el trabajo, entre los trabajadores cooperados con la comunidad; en cómo nos relacionamos con el ecosistema. Los valores de intercambio y el propio tiempo son distintos. Las lógicas productivas son mucho más amigables. Se entiende que lo económico no se reduce al fenómeno monetario; también está la dimensión de los cuidados, la producción y reproducción de la vida, más allá de la sola acumulación de capital».
José plantea que «pertenecemos a aquel tipo de cooperativas cuya razón de ser está fundada sobre el trabajo, en crear fuentes de trabajo y generar ingresos para las y los socios. Hacemos trabajo militante, pero en menor medida, porque para eso existen otras organizaciones político-sociales que son más eficientes a esos fines. Por eso, cuando no tenemos trabajo, se nos produce un gran problema».

- ¿Y qué medidas han tomado para obtener trabajo para las y los miembros de la cooperativa?
«Con el tiempo nos hemos especializado en las temáticas del desarrollo local y la economía solidaria. En concreto, lo que más hemos desarrollado son proyectos sociales a través de fondos concursables del Estado. Resaltan el codiseño de la Comercializadora Manos de Vuelta: un canal de comercialización multiactoral para productos en transición agroecológica de la Agricultura Familiar Campesina; y el pilotaje de un servicio de Internet bajo gestión comunitaria, que buscaba aprender los factores de éxito, escalamiento y replicabilidad.
Pero también realizamos asistencia técnica, capacitaciones, asesorías y estudios. En esta parte podemos hacer diagnósticos, planificación estratégica, resolución de conflictos, mapeo de procesos de negocio, intervenir la cultura empresarial, estudios de mercado, experiencia de usuarios, entre otros.
El conjunto de lo anterior nos permite contar con ingresos que colectivizamos y convertimos en sueldos para las y los socios de la cooperativa, según la jornada laboral y el aporte real de cada socio.»

- ¿A qué públicos van dirigidas las tareas?
«Por ejemplo, las capacitaciones se imparten a dos públicos: a algunos Organismos Técnicos de Capacitación, OTEC, que requieren relatores en temáticas de cooperativismo y asociatividad; y otro público corresponde a otras cooperativas que se adjudican algún proyecto del Estado y necesitan talleres al respecto. A ellas también les hemos hecho la mayoría de las asistencias técnicas cuando han ganado proyectos del Instituto de Desarrollo Agropecuario, INDAP.
También hemos efectuado similares capacitaciones a otras entidades de la economía social, como sindicatos.»
Barbra complementa, informando que «las capacitaciones y servicios que ofrecemos están formulados para cooperativas, pero esas cooperativas no nos pagan con recursos propios, sino con dineros que provienen de proyectos que ellas han conseguido mediante fondos concursables del Estado», y la profesional agrega que «también ejecutamos proyectos sociales. Por ejemplo, Manos de Vuelta, ha logrado financiarse de manera autónoma, así como ganando proyectos estatales en materias de incubación y evaluaciones. Igual cosa ha ocurrido con procesos comunitarios promovidos por sindicatos; siempre desde dinámicas propias de las economías sociales y solidarias, y muy lejos de las lógicas del consumo».

A su vez, José se refirió al trabajo emprendido en las comunidades mapuche y campesinas, relevando que «no hemos tenido que insertarnos como afuerinos en ese mundo. Hay socios de la cooperativa que pertenecen a comunidades, somos parte del territorio desde antes de crear la cooperativa. Es más, la comercializadora Manos de Vuelta tiene un alto componente mapuche: en su totalidad las productoras son mujeres mapuche. Y se trata de productos cultivados en huertos, como tomates, cebollines, acelgas, maqui, manzanas, frutillas, frambuesas. También pan amasado, huevos, tortillas, mermeladas, café de trigo, merkén, pollos.
La cooperativa lo que allí hace es la labor de intermediación. Los productos se venden a pedido y de manera directa a domicilio, a un precio justo. Y ninguno de esos productos se encuentran en los supermercados de la zona. Ahora bien, debido a la crisis y recesión que sufre la población, y por tanto nuestra demanda, han mermado notablemente las ventas en los últimos tiempos, lo cual nos está obligando a realizar una reestructuración organizacional. Estamos en un momento de repensar qué productos y servicios son los más adecuados de comercializar para enfrentar la crisis económica».

- ¿Existen dificultades significativas por parte del Estado para ganar algún proyecto?
«Mira, en nuestra calidad de consultora que realiza ciertas tareas específicas, siempre hemos tenido que competir con muchas entidades, como las universidades, para acceder a esos fondos; y jamás ha existido un trato focalizado o ‘discriminador positivo’ hacia nosotros. Y no olvides que, por ejemplo, una universidad puede ahorrarse los costos básicos, como las instalaciones y otros, que nosotros no tenemos. En otras palabras, competimos en condiciones desiguales y aún así debemos sobre esforzarnos para acceder a esos fondos».
Consultados por las razones de federarse en Trasol, Barbra y José contestaron que «necesitábamos pares. Ahora contamos con más información y formación desde una perspectiva común y solidaria; y podemos compartir experiencias con organizaciones hermanas».