Cooperativa de trabajo Auxilio Te Limpio: Mucho más que servicios de aseo
Andrea Álvarez es integrante histórica de la cooperativa de trabajo Auxilio Te Limpio, cuya existencia data desde hace casi una década y que es parte de la Federación Trasol. «Surgió para que las mujeres pudiéramos emprender y tuviéramos independencia económica. Muchas somos jefas de hogar», explica Andrea.
Andrea relata que hicieron sus primeras armas a través de un taller de cooperativas de trabajo, que impartió la Municipalidad de Recoleta, «donde aprendimos por primera vez sobre la economía solidaria, el apoyo mutuo, la autogestión, la posibilidad de organizar nosotras mismas nuestros horarios, a diferencia de la dinámica propia del trabajo apatronado».
Auxilio Te Limpio ofrece servicios de aseo clínico y no clínico, además todas sus integrantes se desempeñan como auxiliares de aseo en los ámbitos sanitario, industrial y domiciliario, tanto del campo público como privado.
– ¿Qué piden a las personas que quieren laborar en su cooperativa?
«Si son migrantes, que tengan sus papeles de residentes legales al día, porque es un tema muy complicado hoy por hoy. Deben saber utilizar algunas máquinas, como abrillantadoras y lavadoras de piso. Sobre el uso de los químicos, nosotras mismas realizamos las capacitaciones para el cumplimiento de los protocolos del empleo de los artículos de limpieza y seguridad. El trabajo más duro tiene que ver con la limpieza de pisos flotantes, para el cual existe todo un procedimiento que ejecutamos ligado al acompañamiento para las trabajadoras nuevas. Luego de tres meses, las compañeras pasan a convertirse en socias de la organización. En la cooperativa, por ley, no existe derecho a finiquito porque no nos regimos bajo el código del trabajo, como las empresas. Pero, a pesar de no perseguir fines de lucro, en Auxilio Te Limpio sí existe derecho a licencia, a vacaciones, a bonos correspondientes, a permisos con goce de remuneraciones. La diferencia entre las socias y las que todavía no lo son está en las remuneraciones. Las socias deben asistir a más capacitaciones, aprender la dimensión administrativa de la cooperativa, estar preparadas para la toma de decisiones, adoptar iniciativas para la búsqueda de nuevos usuarios de nuestros servicios, participar en asambleas y en la Federación Trasol. Las socias son Diana Cortés, Alejandra Cortés, María Isabel Meneses, Rosario Ramos y yo.»
– ¿Cómo es el tema de las remuneraciones para las socias de la cooperativa?
«Depende de cada proyecto al que se postula y se gana, y en cuál participa cada quien. Hay personas sobre las que recae mayor responsabilidad de acuerdo a su papel de supervisora, quien es la que responde finalmente por la buena ejecución del proyecto. Una parte de los recursos del proyecto se queda en la propia cooperativa con el propósito de cancelar gastos administrativos y contables externos, por ejemplo.
Ahora bien, debido a la crisis económica y a los bajos presupuestos estatales para proyectos como los que nosotras realizamos, el sueldo no nos alcanza para llegar a fin de mes. Hablamos de un promedio de 500 mil pesos mensuales. Por eso, en virtud de un fondo que ganamos, el nuevo plan estratégico que vamos a poner en práctica tiene que ver con aumentar y diversificar la oferta de nuestros servicios. Nuestra forma de obtener recursos como trabajadoras son las licitaciones públicas del Estado, la empresa privada y los clientes privados, que corresponden a casas particulares. Pero no como asesoras del hogar, sino que trabajamos por objetivo cumplido. O sea, nosotras vamos a la casa particular, hacemos el aseo y nos retiramos.»
Andrea Álvarez detalla que en la actualidad la cooperativa cuenta con cinco socias trabajadoras y 19 trabajadoras no socias. Las socias se reúnen de dos a tres veces por semana, donde resuelven ejecutiva y democráticamente cuestiones administrativas y analizan las proyecciones del nuevo plan estratégico. Sobre los principios de la organización, Andrea planteó la importancia de la visibilización y la dignificación del oficio, la profesionalización, el conocimiento acabado de los diversos protocolos de seguridad e higiénicos que requiere cada uno de los trabajos, el excelente trabajo en equipo, la claridad respecto de las condiciones dignas para desempeñarse, la retribución justa, el bienestar de cada una, el apoyo mutuo, entre otros valores.
«Nuestro propio cuerpo es nuestra herramienta de trabajo. Por eso lo cuidamos tanto», termina Andrea.